Historia de los Oblatos en Uruguay

Erase una vez… así comenzaban las historias que nos contaban nuestros abuelos. Eran historias maravillosas que después de muchas peripecias tenían un final alegre. Las historias reales son iguales, pero el final es también el comienzo de otras historias o, si quieren, la continuación. Es la historia del proyecto de amor de Dios sobre la humanidad que es siempre nuevo, pero que es sumamente paciente porque recomienza cada vez que hay cambios de personas, de épocas, de grupos, de culturas.

¿Por qué los Oblatos llegaron a Uruguay?

En una breve “Historia de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada”, impreso en 1971en el Seminario de San Esteban (Córdoba), P. Alvaro Vega nos recuerda los comienzos. “En 1928, Mons. Fernando Damiani, Vicario General de la Diócesis de Salto (Uruguay), viajó a Roma llevando en su cartera, entre otros, un pedido de Mons. Arrospide, primer Obispo de Melo: buscar alguna Congregación religiosa que quisiera acudir en socorro de su angustia pastoral, una Diócesis nueva que abarcaba media República del Uruguay, medio millón de habitantes y sólo siete parroquias servidas por otros tantos sacerdotes, algunos entrados en años y en achaques, que debían atender cada uno un Departamento, de territorio no menor de 9.000 kilómetros cuadrados con sus 40 o 50.000 habitantes… Naturalmente, la Providencia dirigió los pasos de Monseñor Damiani en Roma hacia la Curia General de los Oblatos” (P. Álvaro Vega, Historia de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, San Esteban, Córdoba, 1971, p. 47). ¿Quién podía ir a Uruguay? La segunda Provincia de Estados Unidos tenía las condiciones más favorables, ya ha trabajado en una misión similar: Río Grande, varios Oblatos hablan Español y la misma España es todavía parte de la Provincia de Texas. Le toca al Provincial visitar Uruguay para la nueva fundación. En setiembre-octubre de 1929 P. Labouré visita Uruguay y toma acuerdos con la diócesis de Salto para la nueva fundación de los Misioneros Oblatos. Mientras P. Labouré está en Uruguay muere el fundador del Uruguay moderno, José Batlle y Ordoñes, que después de una gira por Europa a comienzo del siglo XX y después de haber estudiado los socialismos cristianos de entonces, propone y logra un sistema político muy adelantado por la época que le vale la aprobación popular. Había regalado a su pueblo cosas que otros pueblos alcanzarían más tarde con sudor y sangre: profundas reformas sociales, las ocho horas laborales, la seguridad social, la protección del niño y de la mujer. Pero no pudiéndose casar por la Iglesia porque ligado a una mujer casada tiene que soportar el desprecio de la clase alta católica. Desde el diario “El Día” entabla entonces una polémica sutil y agresiva en contra de las instituciones católicas que habían despreciado a él y a su señora. En su última enfermedad fue asistido por una Hermana Capuchina que probablemente le propuso la confesión. Pero sus colaboradores, profundamente laicistas, impedían el acercamiento de los sacerdotes. Parece que para poder llevarle los sacramentos, un sacerdote se disfrazó de médico. La hermana Capuchina participó de los funerales de Batlle estando en el grupo de los familiares. Este clima de amor y odio entre católicos y laicistas fue el aspecto cultural más importante que tuvieron que enfrentar los Oblatos en Uruguay desde el comienzo. Hostigada, luchada y cuestionada en los aspectos más importantes de la fe católica, la Iglesia sufrió por un siglo una sutil persecución que varias veces hizo templar la comunidad eclesial. Pero, después de la oposición inicial, la Iglesia supo conquistarse un papel importante e imprescindible que las visitas de Juan Pablo II en 1987 y 1988 visibilizaron y confirmaron. Los Oblatos de María Inmaculada participaron y colaboraron con esa historia.

LA FUNDACIÓN

P. Prieto, el primer Oblato en ser destinado a la Fundación de la Misión en Uruguay se enferma. “Fue necesario retirarlo, pero fue reemplazado por los PP. Pietro Centurión, E. Diez y Calleja, a los cuales se juntaron más tarde los PP. A. Vega, D. Franco y dos Hermanos” (T. Labouré, Rapport au Chapitre general de 1932, II, pp. 139-140). La primera carta que llega de Uruguay lleva la firma de P. Centurión. “Esta fundación en Uruguay no podía haber comenzado bajo los mejores auspicios según el texto y el espíritu de los primeros artículos de nuestras santas Reglas. El R. P. Provincial lo subrayó mucho en su acta de visita del 18 de octubre de 1929. Como Oblatos no podemos esperar un campo de acción más conforme a nuestra vocación de misioneros de los pobres. El trabajo que estamos llamados a realizar es, por excelencia el trabajo por el cual nuestro Fundador instituyó nuestra Congregación” (P. Centurión al Superior General, 16 de junio de 1931, en Missions OMI, diciembre de 1931). “Partidos de Nueva York el 10 de julio, llegamos a Montevideo el 3 de agosto y el 6 a Salto. El 6 de agosto de 1930 nos albergamos en el Palacio episcopal, edificio construido hace poco, bastante grande y confortable. Allí fuimos tratados y considerados como verdaderos miembros de la familia… Durante los cinco meses que nos quedamos en el Palacio episcopal, estuvimos siempre dispuestos a corresponder con los servicios que nos pedían, sea misas, sea escuchar confesiones en la Catedral o en los colegios de las Salesianas. El P. Diez y yo estábamos ausentes, dedicando la mayor parte del tiempo a los trabajos exteriores de apostolado. El P. Calleja iba a celebrar la santa Misa todos los domingos en la capilla Alberti…” (P. Centurión al P. Provincial, Salto 4 de febrero de 1931, en Missions OMI, diciembre 1931, pp. 666-667). Ya en los primeros meses, setiembre-noviembre, se dedican a su apostolado principal: las misiones populares. “Durante la primera misión estaba con nosotros el P. Diez. Hemos dado doce misiones, de las cuales cinco en la diócesis de Salto, dos en la de Melo, y cinco en la arquidiócesis de Montevideo. Esta circunstancia ha sido verdaderamente providencial. Durante este tiempo (más de tres meses) y en las tres diócesis de Uruguay, tuve la ocasión de ver de lo que se trata” (Ídem, p. 667).

LA PRIMERA COMUNIDAD

Los Oblatos piensan inaugurar la primera comunidad y la primera casa el 8 de diciembre de 1930, pero el Obispo Mons. Camacho está en convalecencia en Montevideo y la casa no está del todo terminada. “Hemos tomado posesión de ella (la casa) el primero de enero de 1931, algunos días después de la llegada del Hermano Santiago Martínez, valioso ‘aguinaldo’ que nos trajo el Niño Jesús el 24 de diciembre. La casa es cómoda. Si los Padres de Texas nos vieran, envidiarían nuestra suerte… no se hizo nada de extraordinario. Entramos simplemente. Dios quiso que nuestros comienzos tuvieran el sello de sus obras: la humildad. La cama, el despacho, el armario y dos sillas, he aquí todos los muebles de nuestros cuartos. Con el tiempo, poco a poco, se proveerá a lo necesario” (P. Centurión al Superior Provincial, 4 de febrero de 1931, en Missions OMI, diciembre 1931, pp. 670-671). Después de haber hablado del trabajo misionero de los primeros meses, P. centurión dice en su relación: “En una obra tan delicada como es la fundación de nuestras Misiones en Uruguay, al servicio de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, y de las almas abandonadas, objetivo principal de nuestra querida Congregación, tenemos necesidad de mucho amor d Dios. Nos esforzaremos sobretodo de corresponder a este amor, sin tener en cuenta los sacrificios y las penas de una vida laboriosa. Es eso que probablemente quería transmitirnos nuestro Reverendísimo Padre General en la paterna carta que nos escribió: ‘Para mi es una gran consolación, en medio del mucho quehacer no siempre grato, que me vale casi todos los días mi título de jefe de la gran familia de los Oblatos, de poderme renovar con la lectura de una carta como la de ustedes, donde expresan los sentimiento verdaderamente apostólicos que tendrían que latir en cada corazón de Oblato digno de su vocación. Llamados por la obediencia a dejar obras tanto más amadas porque les costaron penas y sudores, para ir a entregarse en un país desconocido a la salvación de las pobres almas, que hasta podrían ser difíciles e ingratas, ustedes salen o mejor han salido contentos y llenos de buena voluntad IN NOMINE CHRISTI, sin mirar atrás, con el único deseo de trabajar lo mejor posible en Uruguay, por la mayor gloria de Dios, la salvación de las pobres almas abandonadas y el honor de nuestra querida Congregación’” (Relación de P. Centurión al Padre Provincial, 4.2.1931, in Missions 1931, p. 666- 677).

EL OBSTACULO PRINCIPAL: LA SECULARIZACIÓN.

En seguida los Oblatos se dan cuenta de que hay dificultades distintas, no comunes. Todavía no se habla de secularización, pero el proceso está en marcha. El eje del proceso de secularización es la familia. “Una gran dificultad que impide que un buen número de matrimonios civiles sean regularizados según el espíritu de la Iglesia, es la ley del gobierno de Uruguay en este punto. Hay clara separación entre Iglesia y Estado. La ley prohíbe que el matrimonio eclesiástico pueda ser celebrado antes del matrimonio civil. Pero la dificultad no es sólo ésta, porque es lo mismo en Estados Unidos y en otros lados. La dificultad consiste en que el juez pide, cualesquiera que sean los interesados, un impuesto de $21 up. Por ese motivo los casamientos por lo civil son muy pocos, sobretodo en el campo. Y la gente vive en concubinato, siendo esta situación conocida o, por lo menos, admitida tácitamente por el gobierno: por eso, la gran mayoría del pueblo de Uruguay es de descendencia ilegítima; y, por lo que tiene que ver con nuestro ministerio, no hay manera de remediar este mal, a pesar de la buena voluntad del sacerdote y de los interesados. De los 46 bautismos que hice en dos lugares, solamente 3 eran hijos de padres casados civilmente, los demás ‘de padre desconocido’ o ‘de madre desconocida’” (Ídem, p. 670-671). El tema familia fue acarreando todos los demás temas culturales, sociales y religiosos. La secularización, apoyada en la promulgación de leyes que la favorecían y en la toma del poder de las instituciones educativas, logró “educar” a todo el pueblo en la mentalidad secularizada.

LA FUNDACIÓN EN LA ZONA GAUCHA.

En ese momento las diócesis de Uruguay eran tres: Salto, Melo y Montevideo. “Querido Padre Provincial, dejando el Uruguay, usted tenía un presentimiento: faltaba la cruz de fundación. Llegó y muy pesada sobre todo para usted (se refiere al nombramiento a Padre General de P. Labouré), pero esta cruz nos trajo el apoyo y la bendición de lo Alto. Sí, alegrémonos. El estandarte de la Congregación se levanta en estas regiones. Se ve desde lejos y la quieren en otras diócesis. En dos ocasiones, Mons. Francisco Aragone, arzobispo de Montevideo, me dijo: ‘Padre Centurión, quiero que los Oblatos de María Inmaculada estén acá en Montevideo; prométame que pronto los tendré’. Y su grandeza Mons. Miguel Paternain, Obispo de Melo, me escribió una carta muy conmovedora de la que, dentro de poco, les enviaré una copia” (Ídem p. 676-677). Los Oblatos irán en la Diócesis de Melo en pocos meses. El 27 de diciembre se encargaron de la Parroquia de Paso de los Toros y de la de San Gregorio de Polanco con todos los pueblos, aldeas y poblados del territorio y una extensión de campo de 150 Km de longitud.

PASO DE LOS TOROS Y SAN GREGORIO DE POLANCO

El pueblo de Paso de los Toros había sido fundado en 1877 y su primer nombre fue Santa Isabel. La feligresía fue atendida, hasta 1893, por la Vice Parroquia de San Gregorio de Polanco, luego por la parroquia de Durazno, ciudad al sur, distante 60 Km de Paso de los Toros, hasta que, a fines de 1903, fue erigida a parroquia. El primer sacerdote que atendió la capilla fue el Pbro. Felipe Pereda hasta 1902, luego Don Manuel Espinosa hasta 1905, luego Don José Defunchio, hasta setiembre, y Don Eugenio Melía hasta mayo de 1906. A este le sucedió Don Leovigildo Quiroga por tres meses y Don Generoso Reuchetti hasta fines de setiembre. El 28 de setiembre tomó posesión de la parroquia Don Perfecto Castro hasta 1918 cuando le sucedió el presbítero Augusto Vivas que fue párroco hasta 1920. El sacerdote Sixto Alonso Cabrera fue párroco hasta 1925. en 1921 comenzó el proyecto de la actual Iglesia parroquial. El párroco siguiente, Don Eusebio Galindo que siguió los trabajos de la construcción de la Iglesia y estuvo de párroco hasta 1931, cuando los Oblatos asumieron la parroquia (P. Daniel Franco OMI, Monografía de Paso de los Toros, Buenos Aires, enero de 1950, p. 35-86). La presencia de tantos sacerdotes corresponde al multiplicarse de la vida parroquial, de los grupos, de las iniciativas como la del templo que actualmente es considerado monumento nacional. A casi cien Km. En la orilla del Río Negro estaba San Gregorio de Polanco que tiene una historia muy distinta. La parroquia había nacido en 1866 y se había nombrado teniente cura del pueblo al Pbro. Miguel Ángel Cuñarro que celebraba en una casita comprada por el Sr. Lucas Bevans. Pero después de ocho meses de permanencia en san Gregorio del P. Cuñarro, el Sr. Bevans vendió la casita que servía de Iglesia. Los feligreses se enfervorizaron hasta encontrar un bienhechor que compró la casita y la donó a la curia. “La vida religiosa florecía en las parroquia, a pesar de las dificultades que surgían de todas partes y la persecución taimada y torpe de un grupo de ilustres ciudadanos. Estos señores eran tan cultos y valientes que, sin temor algunos apedreaban la iglesia durante las ceremonias religiosas, y cometían otras tropelías que más vale dejar en el olvido eterno, pero que dieron al pueblo el apodo y la fama con que aún se la conoce en el resto de la República. En este tiempo el párroco vivía casi por completo aislado de sus fieles. Salir, era exponerse a ser ultrajado. Pocos, muy pocos, eran los que se atrevían a visitarle en su domicilio. Pero, como dijimos, a pesar de todo esto, la vida piadosa y edificante de un buen número de fieles era el gran consuelo del ministro de Dios, que se hallaba como cordero entre rapaces. Esta fue sin duda la causa de la breve permanencia de los sacerdotes que se iban sucediendo unos a otros, hasta que llegó un día, día aciago y triste del año 1913, en que las campanas de San Gregorio enmudecieron. El pueblo entraba en una larga y triste agonía. Alejado Cristo, florecieron maravillosamente la irreligión, el espiritismo, el curanderismo, las brujerías, la superstición, el robo, el juego, el crimen, el suicidio, etc. Todos aquellos niños y jóvenes educados en el Catecismo a la sombra del Sagrario, se volvieron indiferentes, cuando no enemigos, al dar su nombre a asociaciones condenadas por la Iglesia. Entretanto en el paraje denominado Paso de los Toros se había formado un pueblo y una parroquia. Desde allí venía de vez en cuando el sacerdote para bautizar a los nacidos en el curso del año, aunque esto dejaban de hacer muchas familias… así transcurrió la vida o, mejor, la agonía de esta porción de la heredad del Señor, hasta que los PP. Oblatos de María Inmaculada se hicieron cargo de la parroquia a fines del año 1931” (Luis G. González, San Gregorio de Polanco y su Parroquia, en VIDA DIOCESANA, Publicación mensual de la diócesis de Florida Melo, Florida, enero de 1941, p. 37-43). En Paso de los Toros los Oblatos siguen la importante labor de los anteriores sacerdotes, mientras que en San Gregorio tienen que fortalecer la comunidad, trabajar para que la Iglesia sea aceptada y conquiste un lugar de importancia en el pueblo. Además los Oblatos recorren con mucha frecuencia los demás pueblos, constituyendo comisiones y grupos, y recorriendo la vasta y poblada campaña, preparando y celebrando regularizaciones de casamientos, primeras comuniones, bautismos, organizando la catequesis, apoyando y formando las catequistas. Recordamos que hasta entonces la vida eclesial de esa vasta zona se reducía a una visita por año sobre todo para la celebración de los bautismos. Podemos bien decir que los Oblatos en esa zona fueron los fundadores de la Iglesia.

PASO DE LOS TOROS

P. Emiliano Diez es párroco de la Parroquia Santa Isabel hasta 1937. Morirá a la edad de 55 años en Córdoba. “Hacía varios años que su salud estaba quebrantada, pero siguió siempre trabajando como esforzado apóstol, sin preocuparse mayormente de cuidarla. Murió en la lid como buen soldado del Señor… Es el primer Oblato de la Provincia que muere en América… Al P. Diez sucedió en el Curato de Paso de los Toros el R. P. Ceferino Castellanos, quien tomó posesión de la Parroquia el día 15 de Agosto de 1937” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso de los Toros, p. 108-109). Los Oblatos tienen que enfrentar el problema de la construcción del templo. “A este fin reunió la Comisión Pro-templo, de señoras, iniciando una colecta general en la Villa y entre las familias emigradas, residentes en Montevideo. Persistiendo aún las dificultades que encontrara el P. Diez, dada la magnitud de la obra y lo costoso de los trabajos, especialmente en el frente de la iglesia, casi todo obra de escultores; lo recaudado en la colecta no daba para hacer mucho ya que cualquier detalle requería miles de pesos. Empezó por lo más elemental y necesario: cubrir el techo con teja española para evitar las lluvias en el interior. Puso también canaletas de zinc en los desagües, que aún siguen dando trabajo. No dudamos que el P. Castellanos hubiese proseguido con las obras hasta su terminación, si la Obediencia no le hubiese requerido para otro puesto de responsabilidad en la Congregación, cuando solo llevaba cuatro años al frente de esta parroquia” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso de los Toros, p.109). En 1941 P. Daniel Franco deja la Parroquia de San Gregorio y asume la Parroquia de Santa Isabel hasta 1959, cuando también fue trasladado a Argentina. No es sin razón una necesaria nota polémica: ¿Cómo poder llevar adelante una misión como la de Uruguay, si los Oblatos eran continuamente trasladados para Argentina? La nota polémica se vuelve aún más crítica si nos damos cuenta de que los traslados sacaban de Uruguay las personas que estaban trabajando bien. La construcción del templo movió a todo el pueblo y fue también una ocasión de crecimiento espiritual. P. Daniel Franco, después del entrenamiento en San Gregorio, logra formar una comunidad muy viva y activa. Son innumerables los grupos que surgen y la parroquia es también un puntal para el desarrollo social del pueblo. “El día 9 de octubre de 1941, previo decreto de erección canónica, otorgado por el Excmo. Sr. Obispo diocesano, Mons. Don Miguel Paternain, quedó establecida en la Parroquia la Cofradía de la Doctrina Cristiana, cuyo cometido es la instrucción Catequística de la niñez… Los primeros oratorios que se establecieron fueron: Iglesia Parroquial, Colegio María Auxiliadora, San Juan Bosco… Ntra. Sra. Del Carmen (puente Centenario), Nerea. Sra. Del Pilar (Barrio Midland) y en Rincón del Bonete a cargo de la Srta. Maestra Blanca Castrillón. Posteriormente se crearon dos nuevos Oratorios: santa Teresita (Cuchilla la Gloria) y San José, en el Parque del Círculo C. de Obreros… Al comenzar las actividades del año, las Catequistas son previamente instruidas mediante un cursillo de pedagogía catequística… Los domingos hay una Misa especial para los Niños. En el ‘Pequeño Misal del Niño’ siguen atentamente todas las oraciones de la Misa. Se hace en forma dialogada, rezando las niñas una parte y otra los niños… Para obtener la perseverancia de la niñez instruida en los Oratorios y conducida al altar mediante la primera Comunión, se establecieron en la Parroquia las Congregaciones de San Luis Gonzaga y de Santa Teresita del Niño Jesús… La Acción Católica fue implantada en la Parroquia de Santa Isabel en día 4de Julio de 1937… Círculos de estudio. Semanalmente se reúnen todos los socios. En esta reunión se hace estudio de la Sagrada Escritura, Reglamento y lecciones de A. C., Liturgia, Encíclicas Pontificias, y doctrina social de la Iglesia, Vida interior (mística y ascética) y especialmente Religión. Se lee y comenta la revista social y cuestiones de interesante actualidad… Instrucción religiosa… para Señoras y señoritas… para Profesionales y Empleadas… para Empleadas domésticas… Obras de las Manzaneras. Se ha dividido el pueblo en varias zonas, las que han sido distribuidas entre los socios de A. C. Periódicamente visitan el radio que les pertenece interesándose por todos sus habitantes, por su salud, si hay matrimonios para regularizar, hijos para bautizar o legitimar, enfermos que no hayan llamado al Sacerdote… Ejercicios Espirituales…” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso de los Toros, p. 121-137). Entre tantas actividades, P. Daniel Franco, logró también terminar la construcción del Templo junto a las Capillas, un Colegio para Varones y la Casa de Ejercicios Espirituales. “Uno de los problemas más arduos que se le presentaban al Párroco al hacerse cargo de esta feligresía, y al mismo tiempo de más urgente necesidad, era la terminación de la Iglesia Parroquial, ya que otras obras de capital importancia para su adelanto espiritual, reclamaban también con urgencia su turno. Entre otras estaban la construcción de cuatro Capillas en los diferentes barrios y el Colegio de varones. En parte se ha solucionado con la construcción de las capillas de la Virgen de los Treinta y Tres, la de Ntra. Sra. Del Pilar que está por terminarse en estos instantes y la de San José, en la Casa de los Ejercicios Espirituales construida en el año 1943 en el Parque del Círculo Católico de Obreros. Nos falta otra a Santa Teresita en la Cuchilla de la Gloria, en Chamberlain, y el Colegio de Varones… En cuanto a la terminación de la Iglesia, ya hemos visto lo realizado por nuestros predecesores, especialmente por el P. Castellanos, quien a pesar de los esfuerzos realizados, lo recaudado fue insignificante para la magnitud de la obra. Como es lógico, la dificultad es cada vez mayor, ya que los contribuyentes son siempre los mismos, y está muy fresco el recuerdo de sus últimas donaciones. Por otra parte se imponía la terminación de una obra que demasiado tiempo ya, había ofrecido el triste espectáculo de un esqueleto abandonado. Pero ¿qué hacer ante la perspectiva tan poco halagüeñas?… La oración fue nuestro recurso. Se recurrió con fervor a Aquel que todo lo puede y para quien era la obra proyectada. Al pié del Altar de Jesús, y a las plantas de su Madre Inmaculada, fue donde recibimos la inspiración del ‘Plan Quinquenal’. Nos retiramos de allí llenos de fe y de optimismo.

PLAN QUINQUENAL. Consiste este plan en conseguir treinta y tres personas, – fue elegido este número en memoria de los Treinta y Tres Orientales que en heroica y legendaria empresa, conquistaron la Independencia de nuestra Patria. Cada uno de estos 33 debía suscribir el compromiso – no se le pedía nada – de donar, – siempre que se llegase a suscribir la cantidad necesaria para la terminación de la obra, – la suma de pesos 1.500 en el plazo de cinco años. De ahí el nombre de plan quinquenal. Podía ser donación propia o por medio de suscriciones mensuales de $ 25, recaudados entre el vecindario. En caso de no poderse suscribir la suma calculada para la terminación de la obra, $ 50.000, a nadie se le pediría un centésimo. O se terminaba o se dejaba como estaba… Como recuerdo de esta Campaña se debía erigir un altar dedicado a la Virgencita de los Treinta y Tres, con una copia del cuadro de Blanes de los 33 Patriotas, y dos lápidas con los nombres de los 33 donantes” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso de los Toros, p.139). A pesar de la sequía y, por consiguiente, de la crisis económica que afectó Uruguay en el año 1943, la suma se recaudó con creces y en 1950 se pudo inaugurar el Templo. La construcción del templo, signo muy fuerte de la generosidad de la gente y también de su fe, y las intensas actividades espirituales, formativas, sociales de la parroquia Santa Isabel, hablan muy favorablemente de los Oblatos que lograron modelar una comunidad con una envergadura no común, sobretodo en Uruguay donde la Iglesia tuvo dura lucha con la secularización y donde la Iglesia era pobre en recursos y en personal, sea sacerdotes que laicos.

SAN GREGORIO DE POLANCO

“Intérpretes de los anhelos del Excmo. Sr. Obispo Mons. Paternain, de que lo antes posible un sacerdote viniera a residir aquí, los PP. Oblatos trataron de preparar el ambiente para poder edificar una casita aunque fuese modesta, para residencia del sacerdote… En febrero del año 1933 quedaron constituidas dos Comisiones Pro Casa Parroquial… al someter el plano de aprobación eclesiástica, el Sr. Obispo Mons. Paternain fijó el 3 de septiembre para la inauguración y nombramiento de párroco. Para esa fecha la casita estaba pronta. Ese día iba a empezar una nueva época y una vida nueva. Como preparación para la toma de posesión de la parroquia, el R.P. Daniel Franco trató de que se predicara una misión. Con ese fin invitó a sus hermanos en religión, los Misioneros Oblatos, PP. Pedro Centurión y Jesús Calleja, a que predicaran en San Gregorio una misión de 15 días. Después siguieron por todos los centros poblados de campaña durante varios meses… Poco tiempo después de la inauguración de la Parroquia llegaba el P. Juan Pedro Echeberry, omi, como vicario cooperador. Durante el espacio de tiempo que estuvo entre nosotros secundó admirablemente a su cura, dando muestras de verdadero celo apostólico. Una de sus obras fue regularizar en la campaña de la parroquia, que él recorría constantemente, cien matrimonios durante unos 14 meses. Dio nuevo impulso a los centros catequísticos existentes y organizó otros nuevos” (Luis G. González, San Gregorio de Polanco y su Parroquia, en VIDA DIOCESANA, Publicación mensual de la diócesis de Florida Melo, Florida enero de 1941, p. 37-43). P. Daniel Franco queda en San Gregorio hasta el año 1941. En esos años desafía la hostilidad de los anticlericales del pueblo y logra formar una buena comunidad parroquial. “Enseño catecismo con la ayuda de proyecciones luminosas y de un cine para aficionados por el cual andan locos los niños. Organicé competencias deportivas que les gustan. Para preservar nuestros mayores y alejarlos de los centros de perdición, hemos formado un club muy provisto de juegos y comodidades que no tiene comparación con ninguna parroquia de la República. Funciona tan bien que vació al club socialista de la ciudad. Naturalmente todo esto salió muy caro y me costaron reproches indirectos de la autoridad, que no se explica en cómo de tantos gastos por estas obras cuando nuestras cuentas no aparecen en nada en las entradas generales. Y hay una razón. Es esta: el 95% de las sumas gastadas vienen de los masones, de gente indiferente u hostil a la religión. En cuanto al resto, lo debo a mis amigos. Si no hubiera hecho nada, la parroquia no tendría ni un centavo en la caja. También tengo que decir que para estas obras parroquiales encontré, espero, la solución al problema económico” (Daniel Franco, San Gregorio, diciembre de 1938, en Missions OMI, junio-septiembre de 1939, p. 194-195).

EL CAMPO GAUCHO

“La parroquia de San Gregorio tiene una extensa campaña. En los principales centros de población se ha trabajado incesantemente para poder edificar capillas, a fin de atender a las necesidades espirituales de aquellos lugares. Existen ya cuatro capillas: en Achar, hace años, y en Pampa desde fines de 1938. Las de Piedra Sola y Curtina, recién terminadas, serán inauguradas D.M. este mes por S.E.Rma. Mons. Paternain. Hay además una capilla-rancho en el pueblo de los Cuadrados. Estas capillas, como toda la campaña, son mensualmente visitadas por el R.P. Florencio Domínguez, OMI, digno sucesor del P. Etcheberry como vicario cooperador de la parroquia. Pocos serán los paisanos de nuestra campaña, que no hayan visto desde 1937, al P. Domínguez en su volantita, llevando el más precioso tesoro: la antorcha de la fe, que alumbra el sendero de la vida eterna” (Luis G. González, San Gregorio de Polanco y su Parroquia, en VIDA DIOCESANA, publicación mensual de la diócesis de Florida Melo, Florida, enero de 1941, pp. 37-43). “La parroquia de San Gregorio tiene una campaña pobladísima diseminada en un radio aproximado de 270 Kilómetros. Para atender debidamente a las necesidades espirituales de sus numerosos habitantes, dada la forma en que está poblada, (difícilmente se andará una legua sin encontrar una o varias viviendas), no bastarían media docena de sacerdotes ni todos los días del año. Hubo que resignarse a elegir para la visita mensual los lugares que por su población y su posición geográfica dentro de las cincuenta y cuatro leguas parroquiales ofrecieran mayores ventajas, y de ahí mayor éxito al sagrado ministerio. Los lugares elegidos fueron los siguientes: Carpintería, Laureles, San Benito, Arroyo del Medio, Pampa, Curtina, Los Cuadrados, Once Cerros y Cerro Chato. Quedan aún dos de relativa importancia, Rincón de los Machados y Paso Hondo, donde aún no han podido solucionarse las dificultades que existen para la visita mensual del sacerdote, pero esperamos, con la ayuda de Dios, poder solucionarlas. En cuanto a Achar y Piedra Sola, dada su excepcional importancia, ya eran atendidas mensualmente. De esta forma se da a la mayor parte de los moradores de la campaña una excelente oportunidad de instruirse en la religión (Codex Históricus de la Parroquia de San Gregorio, p.59). A pesar de las dificultades, los Oblatos cumplen con las visitas mensuales y con la formación de los grupos de catequesis atendidos por las catequistas del lugar. Uno de los frutos ha sido la formación de un laicado que sigue dando su aporte a la Iglesia. En los centros de catequesis del campo “asisten… un promedio de ciento cincuenta niños; cifra en realidad baja, si se considera el número elevado de habitantes, pero no, si consideramos las grandes dificultades con que se tropieza, siendo las principales la indiferencia y no pocas veces la oposición de los padres y la dificultad de conseguir, en algunos de ellos, catequistas competentes y sobre todo constantes… Entre los fieles de campaña se ha logrado introducir la Misa, que podríamos llamar medio dialogada. Después de no pocos ensayos se pudo llegar a hacer un método sencillísimo y al alcance de todos: chicos y grandes, mediante el cual siguen en voz alta y paso a paso al sacerdote en toda y en cada una de las partes, ceremonias y oraciones de la santa Misa, dándose cuenta al mismo tiempo del significado de ellas. Por voluntad de todos y por el aporte personal de algunos, se imprimió un folletito sobre la misa con un apéndice de devociones útiles y un variado número de cánticos religiosos…” (Codex Historicus de San Gregorio, p. 61). El presbítero Sisto Cabrera que, antes de la llegada de los Oblatos, atendía Paso de los Toros y San Gregorio, había comenzado la construcción de las capillas de Campaña: en el 1924 la de Achar, luego había empezado la de Curtina que fue terminado por P. Florencio Domínguez OMI en 1941. Los Oblatos siguieron su rumbo con las capillas de Pampa en 1938, la de Piedra Sola en 1941 y una provisoria en Los Cuadrados. Hubo comisiones Pro-templo también en Laureles y Once Cerros. No todo se pudo realizar, en primer lugar porque el campo empezaba a desplomarse, luego por la dificultad de comunicación, la falta de caminos y los arroyos que cuando crecían impedían el paso.

LA CULTURA ANTICLERICAL

Si alguien preguntara sobre las dificultades que los Oblatos tuvieron que enfrentar en Uruguay, podemos decir con mucha claridad que fueron sobretodo obstáculos culturales que sintetizamos en la palabra Secularización, que a veces se manifestaba como anticlericalismo, pero sobre todo en la propuesta de modelos de vida y de vivencia social que a veces se oponían a los valores cristianos. Escribe P. Daniel sobre el ambiente de San Gregorio: “Son características bien marcadas de este pueblo: la irreligión, el curanderismo, las brujerías y supersticiones, el juego, el crimen y el suicidio. Hasta la muerte ha sido objeto de la más refinada burla. Entre los mil hechos que he presenciado para probar todo lo dicho voy a relatar solo el siguiente por ser un tanto original. No hace mucho que murió el señor X preso de una tremenda borrachera. Sus compañeros de alcoholismo quisieron hacerle un sepelio ejemplar: para ello uno tomó el lugar del sacerdote y otros formaron la coral. Cuando todo estaba pronto empezó a desfilar el fúnebre y siniestro cortejo, la coral entonaba canciones nada decentes y morales mientras el oficiante, con un hisopo que se había fabricado al efecto, rociaba el cadáver con caña, bebida favorita del difunto… la masonería floreciente en el pueblo y compuesta por una paisanada bruta e ignorante era la escuela antirreligiosa, donde se inculcaba el odio más refinado a la Iglesia y sus ministros” (Codex Historicus, Parroquia Nuestra Sra. Del Carmen de San Gregorio, 1933, p. 4-5). Personalmente recuerdo todavía la mancha negra de alquitrán en la pared de la antigua casa parroquial provocada por anticlericales. En la parroquia todavía se conservan dos grandes libros de la Masonería: la Historia de la Masonería y el Catecismo Masón, signo de una muy fuerte presencia masón en San Gregorio. La logia estaba a pocas cuadres de la parroquia. En 1934 en Piedra Sola, P. Daniel Franco con la feligresía comienzan a juntar fondos para construir la capilla. Los tres estancieros “en cuyo campo sería posible edificarla estaban de común acuerdo para negarlo, no solo como donación sino aún comprado, y comprado a cualquier precio…” (Carta a Mons Paternain, 14 de abril de 1934, Archivos de la parroquia de San Gregorio). El motivo era la oposición anticlerical a la Iglesia. Un milagro logró convencer a uno de los estancieros. En Paso de los Toros “Existe también el Centro auxiliar de estudiantes católicas… Este centro se reúne con regularidad todas las semanas, y realiza todos sus estudios y campañas con entusiasmo. En las reuniones se dilucidan las dificultades que pueden surgir en los estudios al rozar cuestiones religiosas o filosófico – cristianas” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso de los Toros, p. 134). Una de las participantes de este grupo me dijo no hace mucho: “En el liceo teníamos muchos problemas porque los profesores atacaban a la religión católica. P. Franco nos preparaba para responder a los ataques”. En Curtina el clima es muy similar al de San Gregorio. “Esta población, que cuenta con muy cerca de los mil habitantes, situada a 15 leguas de San Gregorio, tiene una historia religiosa, interesante, si se quiere, pero harto desalentadora. Aún se recuerdan los tiempos en los que el sacerdote tenía que entrar en ella, por decirlo así, escoltado, para su seguridad personal y para el libre ejercicio del Sagrado Ministerio. En varias oportunidades las cruces de Misión rindieron tributo al odio y al furor antirreligioso de algunos pobladores; una de ellas, la penúltima, en los mismos días de la Misión y en el preciso momento en que uno de los confabulados entretenía a los misioneros en amena conversación. De nada sirvió que a renglón seguido se pusiera una de hierro, porque también ella desapareció ignorándose hasta la fecha su paradero” (Codex Historicus de la Parroquia de San Gregorio, p. 72-73). “Después que se estableció la ley de la obligatoriedad del matrimonio civil, y más tarde la del divorcio, con la prohibición de realizar los casamientos religiosos sin el certificado del casamiento civil, a precio de altas multas, la población de nuestras campañas han perdido la noción de la necesidad del sacramento del matrimonio… Es por eso que, aún en medio de hogares mal constituidos, como resultado de esta memorable tournée, no hemos obtenido que 12 casamientos religiosos. Que Dios confunda a los políticos masones que nos han dejado tal heredad!” (P. Alvaro Vega OMI, Rio Branco, mayo de 1936, en Missions OMI, diciembre de 1937, p. 555). A esa cultura también los Oblatos intentaron dar respuestas a cada problema: el matrimonio, la educación, los bautismos, la comunión, etc. Se trataba de contrastar, frenar, contener al secularismo. Se fundaron colegios para la educación católica, sindicatos católicos, hospitales católicos, Partidos políticos católicos etc. Se intentaba responder con una cultura católica a la cultura laica del país. Por otro parte no se trató solamente de lucha frontal. Hubo acercamientos y elementos interesantes. Por ejemplo los masones ayudaron a P. Daniel Franco a construir el Centro de Jóvenes en San Gregorio. Por otra parte también los Oblatos fundaron tres Colegios, uno en San Gregorio de Polanco, otro a Paso de los Toros y otro, en el año 1950, en la Parroquia San Rafael, en el Cerro de Montevideo. En las logias podían participar los hombres, pero no las mujeres. Un dicho común de aquel tiempo era: “los hombres a la logia y las mujeres a la Iglesia”. Ese simple hecho salvó a la Iglesia, porque las mujeres fueron valientes en la Iglesia como los masones en las Logias. Por otra parte las mujeres católicas eran codiciadas por sus virtudes. Los hogares más masones tuvieron siempre la presencia católica en las personas de las mujeres. Esas circunstancias evidentemente fueron evolucionando hacia una más aceptada presencia de la Iglesia en la sociedad uruguaya. Actualmente la Iglesia está muy fuertemente presente en todos los niveles de las instituciones del país. El intento de encerrar a la Iglesia en la esfera estrictamente privada no ha tenido éxito. El signo de eso es la cruz de la Misa del Papa en 1987 que quedó como monumento histórico en un lugar público y la estatua de Juan Pablo II a lado de la cruz. Un detalle simpático es la esposa del Presidente de la Republica que es integrante de su parroquia y miembro activo de “los vicentinos”. Evidentemente quedan muchas secuelas de la educación laica (laicista en muchos casos), la familia está en una situación muy crítica, Uruguay tiene el porcentaje de suicidios de jóvenes más alto del mundo, es muy fuerte el vacío existencial en muchos niveles de la población, el sentido crítico racionalista que prescinde de la fe es todavía muy fuerte. Pero es también evidente la derrota del modelo secularizado y la búsqueda de nuevos modelos de vida.

LAS MISIONES POPULARES

La realidad uruguaya, como hemos visto, hizo comprender a los Oblatos que su carisma misionero para ser eficaz tenía que diversificarse y ampliar el abanico de sus respuestas: las visitas al campo, la regularización de sacramentos, la formación de comunidades, la formación catequística, la relación y el apoyo al desarrollo social de los lugares donde estaban presentes, los colegios, la preparación para responder a los ataques ideológicos de los laicistas, el apoyo a las mujeres en su compromiso cristiano, el diálogo con los adversarios. Pero el ministerio principal fue el de las Misiones Populares. Cuando P. Labouré llega al Uruguay para responder a las necesidades de la diócesis de Salto, es acompañado por P. Prieto el cual comienza en seguida su trabajo misionero predicando Misiones populares “sin descanso, hasta que cayó, víctima de su celo y de sus fatigas apostólicas” (P. Daniel Franco, Monografía de Paso de los Toros, p.98). Llegados en Uruguay el 3 de agosto de 1930, P. Centurioni, P. Diez y P. Calleja, el 27 de agosto, los primeros dos, ya están predicando misiones: 5 en la Diócesis de Salto, 2 en la de Melo y 5 en la de Montevideo (las diócesis de Uruguay eran solamente esas tres). “En algunas localidades, nuestros padres descubren restos de instrucción religiosa solamente en los ancianos que habían visto algún sacerdote tiempos atrás o que habían viajado. En otros lugares, los sacerdotes no habían nunca podido llegar. En su lugar se habían introducido elementos de corrupción, enemigos declarados de la Iglesia, que habían desparramado en contra de la religión y sus ministros las más grandes calumnias. Ustedes pueden imaginar con cual desconfianza, por no decir con que desconfianza, los Padres eran observados en esas localidades, cuando se llegaba por primera vez. Pero los misioneros no se desaniman nunca: van directamente al pueblo, prefieren a los más pobres, les dan coraje, le instruyen, les dan su corazón. Cuando el pueblo ve tanta generosidad, tanto desinterés, tanto celo por la salvación de las almas, los prejuicios poco a poco caen, se esfuma la desconfianza, el misionero conquista la admiración y el afecto de un gran número de personas… Nuestro único trabajo ha sido hasta ahora el de predicar misiones al pueblo. En algunos distritos de la diócesis de Salto, hemos encontrado un poco de bienestar entre la gente, pero en otros lados, la miseria es de la negra. En el mes de abril pasado, hemos predicado la misión en un pueblo llamado TRES CRUCES CHICAS, en el confín entre Uruguay y Brasil, donde hasta entonces ningún sacerdote había llegado… Les cuento que cuando vieron con cuanta alegría los misioneros compartían su vida de miseria y privaciones, la pobre gente fue tomada por un renovado sentimiento de estima y cariño por los Padres, y cuando ellos se iban, se sentía gritar, en medio de los sollozos que destrozaban el corazón: ‘¡Vuelvan pronto! ¡Vuelvan pronto!’… Durante el año 1932, hemos hecho 24 misiones de 7 días, administrado 462 bautismos, 1242 confirmaciones, alrededor de 3000 comuniones y regularizado 49 casamientos. Estos son los resultados del trabajo de dos padres que se han dedicado a la predicación de las misiones rurales” (P. Pedro Centurión, Salto, junio de 1933, en Missions OMI, diciembre de 1933, p. 501 – 503). Los Oblatos predican las Misiones Populares en primer lugar en sus parroquias y en las zonas rurales que atienden y, por sobretodo, salen al encuentro de la gente no solamente durante las Misiones, sino como método de trabajo. “El Uruguay es la única República sur-americana que no tiene población indígena. No obstante el ministerio de nuestros Padres es muy parecido al de los Oblatos que están en piases de Misión. En la Purísima (boletín parroquial) P. Alvaro Vega desde Paso de los Toros recién publica una relación sobre su gira apostólica durante los meses de diciembre y enero: 450 Km en un viejo FORD por caminos intransitables, con un calor sofocante. Estas giras son necesarias para no dejar los niños recién nacidos sin el bautismo. Pero hay también otros candidatos: un día P. Vega bautizó a un joven de 21 años, luego cinco hermanos de una sola vez, el mayor de 16 años. El resultado de su viaje de tres semanas: 102 bautismos, de los cuales 15 adultos” Missions OMI, marzo 1935, p. 200). “Desde hace dos años, el P. Etcheberry, de la Provincia del Midi, recibió su obediencia para el Uruguay. Entrado en el Noviciado de Nuestra Señora del divin auxilio, siendo ya sacerdote, había apenas hechos sus primeros votos cuando la obediencia lo encargó de este campo de acción tan lejano. Desde entonces, P. Etcheberry es casi continuamente en gira apostólica en el sur y en el este de la diócesis de Salto. No es imaginable la alegría de esos pobres inmigrantes de comprender la Palabra de Dios en su lengua materna. Los Vascos son apenas medio millón. Su patria son las orillas del Golfo de Vizcaya, pero muchos han emigrado en Argentina y Uruguay” (Missións OMI, Junio-setiembre 1935, p. 453-454). 124 años antes, P. Eugenio de Mazenod, a las 6 de la mañana, en Aix en Procence, predicaba en Provenzal para los Obreros de su ciudad para que pudieran entender la Palabra de Dios en su lengua materna.

EL AÑO 1935

En 1935 los Oblatos participan del Congreso Eucarístico de Buenos Aires y comienzan a trabajar en ese país. Nada especial en eso. Argentina es un país católico, tienen necesidad de sacerdotes y misioneros. Pero algo frenaba el desarrollo de la Misión. Uruguay por la experiencia de secularización que estaba experimentando hubiera tenido que ser considerado de otra manera. Su cultura distinta respeto a los otros países de América Latina ameritaba un tratamiento diferente y una evangelización que dialogara y al mismo tiempo desafiara eso distinto. Pero los Oblatos, como todas las instituciones eclesiales, sin querer y sin culpa, en ese momento se sintieron agredidos y respondieron con propuestas más de enfrentamientos que de desafío, de opuesta alternativa, más que de diálogo creativo y fructífero, acuerdos entre no beligerantes que tienen soldados de un lado y de otro, más que coexistencia entre distintos que aceptan las diferencias, suportación entre vecinos que compraron la casa en la misma cuadra. La cultura laicista, por ejemplo, quiso relegar la religión en el ámbito privado, la religión fue creando espacios privados donde vivir sin ser molestada. En fin, los Oblatos llegaron en Uruguay en 1929, justo en el momento donde todo eso se iba gestando e iba creciendo. El mérito de ellos fue el haber salido al campo, a los barrios, hacia fuera con su carisma misionero. Hubieran tenido que insistir en su postura y recurrir a la metodología de la Palabra de Dios del antiguo y del Nuevo Testamento, frente a los grandes Imperios: desde la semilla, desde el grano de mostaza ir haciendo los caminos de las transformaciones según el Evangelio. Junto a las dificultades, hubo aciertos: el desarrollo de la Parroquia de Paso de los Toros que abarcaba muchos aspectos de la vida religiosa y social, la participación de los Oblatos al desarrollo del pueblo, a los acontecimientos de la vida de la gente, dio como resultado una comunidad bien formada, que perdura hasta ahora. En San Gregorio los Oblatos lograron formar desde la ‘nada’, desde el desprecio hacia la Iglesia expresado muy burdamente, una comunidad respetada. Las campañas y los pequeños pueblos que el sacerdote visitaba una vez al año, tuvieron no solamente una mayor atención, sino una evangelización sistemática. Muchos de los laicos que fueron formados en campaña, en los centros de catequesis, y que ahora viven en pueblos y ciudades siguen su dedicación a la vida eclesial. El aporte de las Misiones populares indudablemente contribuyó al crecimiento de la Iglesia en Uruguay que, al llegar los Oblatos, contaba con solo 3 diócesis. Solamente en 1939, Pío XII erige la Nunciatura apostólica en Montevideo. En 1955 erigirá la diócesis de Minas, en 1960 la de Tacuarembó y Mercedes, en 1961 la de Canelones y en 1966 la de Maldonado. Podríamos seguir en el subrayado del aporte de los Oblatos a la Iglesia de Uruguay, pero, indudablemente, lo que influyó en su trayectoria fue la compleja situación de un país con un desarrollo laico muy fuera del normal en América Latina. “Las dificultades de desarrollo en Uruguay inducirán los misioneros a retirarse poco a poco de esta República. Concentrando sus fuerzas principalmente en Argentina, en donde se dedicarán particularmente a la predicación de las misiones” (Donat Levasseur OMI, Histoire des Missionnaires Oblats de M. I., Montreal, 1986, vol. II, p. 83). Argentina llegará a ser Vice-Provincia en 1956 e incluirá Uruguay. En 1946 se había cerrado la casa de Salto desde donde los Oblatos habían salido por más de 15 años por las Misiones Populares. La relación al Capitulo de 1947 del Provincial de España, P. S. Lucas, refleja esa situación: “En 1944 abandonamos la Parroquia del Sagrado Corazón en Montevideo (Uruguay)… Durante ese año se cierra la residencia de Rio Branco (Uruguay)… Nos hacemos cargo de dos nuevas fundaciones en Argentina… En 1945 abrimos en Cuenca (Argentina) la primera casa de Misioneros… En febrero de 1946 tomamos la parroquia de Cruz de Piedra (Argentina)… Nos vemos obligados a Cerrar la casa de Salto (primera fundación de los Oblatos en Uruguay)… Finalmente el 16 de marzo de 1947 abrimos nuestra última casa en Argentina en la ciudad de Cordoba…” (Rapport de la Vice-Provincia de España y de America del Sur, P. S. Lucas, in Missions OMI, marzo 1947, p. 28-30). Queda un puñadito de Oblatos en Uruguay: dos en Paso de los Toros, dos en San Gregorio de Polanco y dos en San Rafael (Cerro).

LA PARROQUIA SAN RAFAEL

En 1939 Mons. Aragone eleva la Capilla San Rafael a Parroquia. “Se aproxima la fecha de inauguración del templo (San Rafael) y el R. P. Centurión se apresuró a designar quienes se harían cargo del mismo y de la inminente fundación y parroquia. Fue así como los PP. Eustaquio Martínez y Alvaro Vega, el uno procedente de Buenos Aires y el otro de Río Branco (Cerro Largo) se encontraron en Montevideo en los primeros días del mes de agosto de 1939, para preparar lo necesario y hacerse cargo de las dos fundaciones, la de la Unión y la del Cerro, hospedándose, mientras llegaba el día, en el colegio de los Hnos. de la Sda. Familia, en Agraciada 1960, con quienes manteníamos estrecha amistad desde los días lejanos de nuestra fundación en salto Oriental” (El Sembrador, Boletín de la Parroquia San Rafael, marzo de 1964). La parroquia San Rafael está bastante alejada del centro de la ciudad. Está en la falda del Cerro de Montevideo. Allí hay varias Plantas Frigoríferas que exportaban carne en todo el mundo. Se contaban 10.000 obreros trabajando en esos establecimientos. “Es una parroquia pobre en todo sentido. Cuando hemos llegado, la población de la parroquia, obrera en la casi totalidad, estaba más que alejada de la religión. Podemos decir que se oponían a la religión. Hoy la oposición es casi terminada y el alejamiento desaparece poco a poco. Se trabaja sobre todo con los jóvenes. Los Padres que colaboran son dos. A lado del terreno de la parroquia (2.500 m2) tenemos un terreno (propiedad de la Congregación) de 7.500 m2. El arzobispo nos vende ahora el terreno y nos confía la parroquia in perpetuum. Esto nos interesa mucho, porque el lugar es muy lindo y nosotros queremos una casa de misioneros en Montevideo, que sea propiedad de la Congregación” (P. S.Lucas, Relación al Capitulo de 1947 de la Vice Provincia de España y Sud América, en Missions OMI 1948, p. 26-27). En 1950 se inaugura el Colegio Parroquial como servicio a la comunidad y como respuesta a la escuela laica que excluye la formación religiosa. Será por muchos años el centro de la vida parroquial y llegará a tener 700 alumnos. “Están ya ultimándose los detalles finales de la primera etapa de nuestro Colegio Parroquial ‘San José’. Como todos saben eso quiere decir en otras palabras que se ha acabado hasta donde llega el dinero con que se cuenta. En adelante nos toca trabajar y esperar que Dios ilumine a alguna alma buena para que pronto la segunda etapa sea realidad… podemos avisar a las familias de la Parroquia que desde este mes pueden inscribir sus hijos varones para 10 y 20 grado” (Boletín Parroquial, El Sembrador, enero de 1950, p 7). La crisis económica que tendrá en el 1956 el año oficial de comienzo, pero ya se presiente. En ese año las exportaciones de carne comenzaron a menguar y el Cerro comenzó, como todo el país, una fase de descenso. En 1952 del 9 al 16 de noviembre se predican las Misiones. La Parroquia comprende también los barrios Punta de Yegua, Casabó y La Boyada donde las Hermanas del Perpetuo Socorro han construido una Capilla dedicada a la Santa Cruz. En 1957 se predican una vez más las Misiones Populares, pero el éxito no es como lo de antes. En el Boletín Parroquial el comentario sobre las Misiones incluye algunas preguntas: “… ¿Por qué muchos no acudieron a escuchar?… ¿Por qué muchos que escucharon tales verdades, cuando se trató de amoldar su vida a tales verdades, se hicieron los sordos?… Puede haber algunas excusas: por ejemplo la preocupación de la inmensa mayoría de las familias, por el trabajo de los frigoríficos, amenazado de muerte…, la existencia de problemas íntimos en las familias…,” (El Sembrador, enero de 1958). La crisis ha comenzado. La parroquia proyecta la remodelación del Templo, pero logra levantar solamente el campanario, sin terminaciones. Uruguay actualmente no ha salido de esa crisis, desde entonces ya la feligresía no puede aportar mucho, el ‘dinero’ para las obras viene casi totalmente del exterior. El 11 de octubre de 1962 comienza el Concilio Vaticano II y con el Concilio comienza una época de cambios. En 1967 se lanza en Montevideo la Pastoral de Conjunto que tendrá una influencia muy fuerte en toda la Iglesia de Uruguay. El cambio produce choques entre las distintas posiciones. Uruguay sigue pasando por momentos difíciles y la parroquia San Rafael es testigo de uno de esos momentos difíciles que atraviesa la Iglesia y el país. Un grupo de huelguistas ocupa el predio alrededor de la parroquia, algunos apoyan, otros se van. Por la intensa lluvia, las familias de los huelguistas son amparados en los locales parroquiales. En un boletín diocesano que habla del Obispo, Mons. Parteli, se hace mención de ese episodio. “Lo conocimos a Mons. Parteli, Carlitos para nosotros, cuando nos refugiamos en la parroquia San Rafael, luego de un temporal en 1973, en momentos en que ocupábamos las vivienda de Cerro Norte. Ese día estábamos rodeados de amenazas. Su llegada fue una esperanza, una luz que nos animó a confiar en que pese a las tensiones todo se podía arreglar. Esa misma mañana comenzaron a llegarnos donaciones, un colchón, luego ropa, alimentos, todos comenzaron a ayudarnos… Tengo la imagen de 1973, ese día el ministro del interior, creo que Bolentini, le dijo a Parteli que nos echara de la Iglesia San Rafael y él nos defendió y le respondió que nos echaran ellos, que él como obispo no nos iba a echar” (Boletín Diocesano INFORMACIONES, 2 de marzo de 1985, p. 10-11). El mismo año tuvo comienzo la muy dura dictadura. En 1974, P. José Accorinti, Oblato argentino, Cura Párroco de San Rafael, tiene que volver rápidamente a Buenos Aires, amenazado. Son años oscuros para la Delegación.

LA DELEGACIÓN EN MANOS DE ITALIANOS

EL 18 de junio de 1956 había nacido la Viceprovincia de Argentina. Eso significó una mayor concentración de fuerzas en esa República y una menor atención a Uruguay. Por Uruguay habían pasado Oblatos de distintas nacionalidades: Francia, Luxemburgo, Italia. Recordamos: P. Etcheberry, P. Emilio Trottemenu, Viktor Kirsh, P. Salerno, pero desde 1977, serán los Oblatos Italianos que se encargarán de la Delegación de Uruguay. “Desde 1971, algunos Oblatos de Italia se unieron a los Oblatos de la Provincia de Argentina-Uruguay que trabajan en Uruguay. En 1976, cuatro ex misioneros italianos de Laos se unen a sus compañeros. El año siguiente (1977) las fundaciones de Uruguay son confiadas a la Provincia de Italia y erigidas en Delegación”(Donat Levasseur OMI, Histories des Missionnaires Oblats de M. I., Montreal 1986, vol. II, p. 370). El 14 de marzo de 1972 nace, en Paso de los Toros, la comunidad italiana de la Misión de Uruguay. El Provincial de Italia, P. Remigio Salzillo, nombra al P. Giuseppe Borghese como superior. Son parte de la comunidad también P. Donato Cellie que está en Uruguay desde los años ’50, P. Carlos Mattiussi y P. Antonio Alberti y el Hermano Carmine Scognamiglio. “El jueves 9 de diciembre (1976) tuvo lugar la reunión del Distrito, presentes los PP. A. Alberti, Sup., José Borghese, C. Mattiussi, el hno. Carmine Scognamiglio y los Padres recién llegados de Italia: Bramante Marchiol, Pelis Angelo, Sion Luigi, Mario Biffi. Se han tratado varias cuestiones con respeto a la organización del distrito que tendría que ser reconocido por la administración provincial de Italia, como Delegación de la Provincia Italiana en Uruguay (Libro de acta de los consejos de Delegación y Distrito de Uruguay, 9 de diciembre de 1976). Después de algunas peripecias, resistencias y mal entendidos, se define el trabajo misionero: en Paso de los Toros estarán P. Marchiol, P. Pelis y P. Mattiussi. En el Cerro P. Alberti, P. Borghese, P. Cellie, P. Rino Martignago y P. Mario Gazzola, recién llegados de Italia. En San Gregorio de Polanco P. Sion y el Hno. Scognamiglio, P. Mario Biffi en Achar. Desde el Cerro, primero P. Carlos Mattiussi, luego P. Rino Martignago, se atiende a la Parroquia San José Obrero (diócesis de San José) en Rincón de la Bolsa que está situada a 20 Km de Montevideo. Naturalmente un cambio conlleva paciencia y esfuerzo para detectar como y donde evangelizar. La nueva Delegación decide, por eso, de tener tres reuniones anuales para organizarse, formarse y programar. De esas reuniones nacen las iniciativas que la caracterizarán en los veinte años futuros: 1. Implementar la vida comunitaria Oblata. 2. Trabajar de una manera especial la Pastoral juvenil y la Pastoral vocacional. 3. Retomar el ministerio de las Misiones Populares. En febrero de 1985 llegan al Uruguay, invitadas por los Oblatos, las COMI, Instituto secular fundado por un Oblato de Italia: P. Gaetano Liuzzo. El 26 de setiembre de 1993 se ordena el primer Oblato uruguayo: P. Robert Berroa y el 15 de diciembre del mismo año dejan la Parroquia de Santa Isabel (Paso de los Toros) después de 60 años de trabajo pastoral y formación de la comunidad. El 8 de octubre de 1995 se ordena en Playa Pascual el segundo Oblato uruguayo: P. Jorge Albergati.

DESARROLLO DE SAN RAFAEL Y RINCÓN DE LA BOLSA

La asunción de parte de los Oblatos italianos de las parroquias San Rafael (Cerro) y San José Obrero (Rincón de la Bolsa) corresponde a un cambio social muy grande. La dictadura militar está en su final, los barrios populares se han empobrecido, el Cerro se va poblando intensamente, Rincón de la Bolsa es una zona dormitorio dependiente de Montevideo. Es urgente salir al encuentro de la gente. Los Oblatos comienzan a visitar sistemáticamente los barrios, organizando Misiones Populares, intentando el camino de la formación de Comunidades Eclesiales de Base, trabajando particularmente con adolescentes y jóvenes y respondiendo a la pobreza con muchos proyectos, chicos y grandes, que van de la canasta familiar al apoyo en la formación de nuevos barrios y construcción de viviendas.

San Rafael

A fines de los años ’70 el territorio de la Parroquia San Rafael cuenta con 35 mil personas. A fines del 2000 la población es de 120 mil personas, con muchos asentamientos precarios nuevos. Para responder a esa realidad, se implementa la formación de los laicos con los que se va al encuentro de la gente, apuntando sobre todo al surgimiento de comunidades vivas en los distintos barrios. En 1986 surge la Capilla Madre de Dios, que luego será Casa de Formación, se construye una nueva Capilla en Las Torres. En 1993 se construye la Capilla Nuestra Señora de la Fortaleza en Casabó, en La Paloma se trabaja sobre todo con los niños y en 1994 surge la Capilla El Buen Pastor. El Colegio Parroquial comienza a atender chicos muy pobres asistidos por el Instituto del Menor INAME. En agosto de 2003 surge una pequeña Capilla en el asentamiento COTRAVI, en el 2004 se construye una Capilla en otro asentamiento: Maracaná. En el 2003 la Parroquia asume dos centros para niños carenciados, además del Centro Nuestra Señora de Luxemburgo nacido por iniciativa de P. Kirsh. Por impulso de la comunidad del barrio La Vía, el Movimiento Schoenstatt abre en el 2004 el Centro Providencia para los niños y adolescentes carenciados del barrio, sin olvidar el Hogar San Gabriel en el barrio La Boyada surgido en el año 1981.

Rincón de la Bolsa

Los Oblatos llegan a Rincón de la Bolsa en 1977. El territorio parroquial se extiende por 20 Km, del 20 al 40 de la Ruta 1. Ya existen 4 Capillas: Playa Pascual, Autodromo, Colonia Wilson, la Capilla de las Hermanas Dominicas en Parque Postel. Es urgente crear una presencia estable de sacerdotes, por eso se compra una casa en Playa Pascual. Luego es necesario ir hacia la gente, formar a los jóvenes y desarrollar las comunidades en sus barrios. Son emprendimientos que tienen éxito y un medio para eso son las Misiones Populares realizadas en casi todos los barrios. En 1984 se compra una casa en Villa Rives que se transforma en Capilla, desde 1985 hasta 1989 se construyen las Capillas de Santa Mónica (1987), Villa Olímpica, Playa Penino (1987), Montegrande (1988), Sofima (1989), en los años siguientes se construye la Capilla de San Fernando y la de Delta. La construcción de tantas Capillas indica una cosa muy importante: los Oblatos han prácticamente fundado la Iglesia en muchos de esos barrios sea del Cerro que de Rincón de la Bolsa, así como lo fueron en la zona entre San Gregorio de Polanco y Paso de los Toros en los años ’30.

LIBERTAD

La parroquia de San Isidro y Nuestra Señora de los Dolores (Libertad) es una parroquia con una comunidad viva. ¿Por qué los Oblatos asumen una parroquia en marcha? En primer lugar por la escasez de sacerdotes en el Uruguay, luego porque constituye una base para las situaciones difíciles que les han tocado a los Oblatos en 75 años de presencia en el Uruguay. Para poder ayudar a los más pobres, se necesita tener algunos puntos de apoyo y uno de ellos es la Parroquia de Libertad.

CONCLUSIÓN

La conclusión de esta pequeña historia es la última realización de los Oblatos en Uruguay: la casa para los retiros, los cursos de formación de los laicos y los campamentos de los Jóvenes y adolescentes en La Floresta, un balneario a 54 Km de Montevideo que se llama: “Centro de formación P. Bramante Marchiol”. Es el signo de las novedades que han aportado los Oblatos Italianos a la Delegación. En efecto, después de años de distintas maneras de vivir la vida comunitaria: residencias, distritos, casas, en marzo de 2003 se constituyen, con la aprobación del Consejo Provincial de Italia, tres comunidades: comunidad San Eugenio (Cerro), comunidad Beato Gerard (Achar y San Gregorio), comunidad Mártires Oblatos (Rincón de la Bolsa y Libertad). Las tres comunidades tienen, cada una, su ritmo de vida y su proyecto apostólico. El lunes es dedicado totalmente a la vida Oblata: oración, formación permanente, evaluación y esparcimiento. Transversalmente la Delegación ha impulsado equipos de trabajo donde colaboran varios laicos. El Equipo Misionero que organiza la formación de los laicos, las Misiones Populares, la formación de las Comunidades Eclesiales de Base. El equipo de pastoral juvenil y vocacional organiza y evalúa en trabajo de pastoral con jóvenes y adolescentes, el trabajo del discernimiento vocacional y las misiones con jóvenes. Es muy característico en nuestras parroquias ver a los Oblatos en camioneta o en Land Rover acompañados con catequistas, jóvenes, adolescentes, niños, adultos ir de un lado a otro para los campamentos, los cursos de formación, las jornadas, las celebraciones diocesanas, las salidas de descanso y recreación. En el 2004 se inaugura el Santuario de San Eugenio en Pampa. Es el primer santuario dedicado a San Eugenio creo en toda la Congregación. La Iglesia es la antigua Capilla de Pampa. El Obispo de Tacuarembó nos da la autorización a que la Capilla se transforme en Santuario, situado al Km 322 de la Ruta 5. Durante el trabajo de restauración nos encontramos que la Capilla había sido construida sin cimientos. En el espacio adyacente se restaura también la casa que sirve para recibir a grupos de peregrinos. No se trata de una construcción muy grande, pero es para los Oblatos muy significativa. La construcción del Centro de Formación P. Bramante Marchiol se conecta con la Casa de Ejercicios que P. Daniel Franco había construido en Paso de los Toros y que la inundación de 1959 había destruido. P. Daniel Franco había acompañado a su gente en el triste episodio producido por el descuido humano: el agua de la represa de Baigorria por miedo que rompiera la misma había sido desviada por el lado de Paso de los Toros.

Pippo Mammana, omi

La historia sigue…